¡Basta!




No creo que un desodorante sea capaz de volver irresistible a un hombre;no creo en fajas adelgazantes preparadas para convertir a cualquiera en un/a modelo; no creo que las mayonesas sean capaces de unir a la gente o que gracias a ella uno pueda “vivir la comida de verdad”. No existen las cremas limpiadoras con la facultad de arremeter contra cualquier superficie sucia (porque cuando una publicidad dice cualquiera Es cualquiera: palos de golf, licuadoras, cocinas, azulejos, zapatillas, juguetes, bicicletas, pelotas, carteras, microondas (y esto aparece en un comercial, no es invento).
Y por favor ¡¿qué eso de que un desodorante de ambiente atrae a las musas inspiradoras?!
Cuando voy al super a comprar un sobre de sopa, lo que quiero no es más que eso:
¡un-sobre-de- sopa!
A lo sumo deseo elegir entre si es de verduras, de choclo o sabor ravioles con tuco. Pero no un aliciente para el mal de amores o un motivo para cambiar mi vida.
No quiero más empresas de teléfono que pretendan convencerme de que si las contrato los problemas de comunicación se terminan. No quiero que me insinúen que si ingiero el yogur que toma Araceli González una vez al día, puedo quedar igual a ella…
¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!
Piedad, vida de consumo... piedad.